Nuestro socio y amigo Santiago Díaz Calabuig, escribió este artículo sobre su amigo Ramiro Buj, galardonado con el premio al mejor pastelero, según la Academia Gastronómica Valenciana.
El valor de las cosas depende principalmente de su necesidad y de su escasez. Un pastelero se esfuerza no sólo en conseguir un sabor cautivador a su repostería, sino también en lograr un aspecto tentador y atractivo de las materias primas que utiliza, para que todos los sentidos queden impregnados por sus mejores creaciones. Él mismo sabe que su objetivo no es solamente saciar nuestro apetito, que también,
sino cambiar nuestro estado de ánimo para hacernos básicamente más felices.
Hay un valor de las cosas básico, instintivo, animal, que se va refinando hasta convertirse en un pastel del que todos tenemos el legítimo derecho a disfrutar, equilibradamente, claro está.
En estos días en los que tener un trabajo es tan importante, se está demostrando que el valor de lo humano es lo que permite su mantenimiento y continuidad.
Como bien ha destacado el president Alberto Fabra en la entrega de las distinciones calificadas porl a Academia Gastronómica «detrás de los premiados existe un proyecto familiar, por lo que es gente que sabe lo que cuestan las
cosas y las horas que necesitan para sacarlas a delante». Qué mejor ejemplo que Ramiro Buj y la pastelería Ramiro de la ciudad de Gandia para recibir este galardón.
Debo destacar que cuando le fue comunicado telefónicamente este premio lo recibió en el hospital, a la espera de que su único hijo saliera de una operación, según los médicos, a vida o muerte, es ahí cuando respondió, «en el caso de que vaya tendrá que ser con mi hijo» , y así ha sido. Toda la familia, su hijo, su padre, fundador de la empresa familiar, su madre, sus dos hermanos, que también trabajan en el negocio y más familiares, asistieron a la ceremonia de entrega de premios.
Este premio es un reconocimiento a una trayectoria basada en los valores del esfuerzo, la innovación, la implicación profesional de las personas de su entorno y , por supuesto, todo lo contrario a una explotación abusiva de su entorno, es decir, el trabajo bien hecho con la satisfacción y el contacto del cliente.
Revalorizar nuestras vidas desde el valor de lo humano, es la mejor manera de apreciar y disfrutar lo que realmente es importante para nosotros. Hay un valor humano que sirve como timón
para toda la vida, en los momentos fáciles o difíciles como los que estamos viviendo.
Santiago Díaz Calabuig.